Fenómenos Ininterrumpidos
He leído anoche que todos aquellos que estén familiarizados con la filosofía budista saben que el nacimiento y la muerte no son fenómenos que sucedan una sola vez en cualquier vida humana, ocurren ininterrumpidamente. A cada momento algo muere dentro nuestro y algo renace.
Nunca como este año fue tan firme y cierta esta sensación de muerte y renacimiento contiguos. también del Intermedio. Ocasionalmente regresan a mi pecho y mi memoria, sensaciones vívidas y oníricas a un mismo tiempo, donde situaciones y percepciones difieren coincidiendo en el mismo espacio.
Advierto singularmente y por un extraño sistema regresivo, que vengo de una oscuridad profunda que no me pertenece. Lugar impreciso en el que la muerte es invitada de lujo, indiferentes almas errantes vagan por corredores grises de impenetrables enfados terrenales y aterrorizados espectadores involuntarios asisten a la ceremonia monótona del vagabundeo ritmico y obligado.
No sentir. Ausencia de deseos. Divagar en continuo por lentas galerías hacia ningún sitio dentro de cuerpo vacío como límite. La que suscribe ya no está. Sólo ha dejado aquel recuerdo en testimonio.
Y yo, agradezco la partida porque es liberación. Para apropiarme de lo aprendido intentaré cumplir lo aconsejado. Recordaré lo correcto en el momento correcto preparándome mentalmente durante lo que quede de mi vida.
Para no regresar. Ni en visiones.
Porque la angustia desespera en la tiera del No-nada.
Nunca como este año fue tan firme y cierta esta sensación de muerte y renacimiento contiguos. también del Intermedio. Ocasionalmente regresan a mi pecho y mi memoria, sensaciones vívidas y oníricas a un mismo tiempo, donde situaciones y percepciones difieren coincidiendo en el mismo espacio.
Advierto singularmente y por un extraño sistema regresivo, que vengo de una oscuridad profunda que no me pertenece. Lugar impreciso en el que la muerte es invitada de lujo, indiferentes almas errantes vagan por corredores grises de impenetrables enfados terrenales y aterrorizados espectadores involuntarios asisten a la ceremonia monótona del vagabundeo ritmico y obligado.
No sentir. Ausencia de deseos. Divagar en continuo por lentas galerías hacia ningún sitio dentro de cuerpo vacío como límite. La que suscribe ya no está. Sólo ha dejado aquel recuerdo en testimonio.
Y yo, agradezco la partida porque es liberación. Para apropiarme de lo aprendido intentaré cumplir lo aconsejado. Recordaré lo correcto en el momento correcto preparándome mentalmente durante lo que quede de mi vida.
Para no regresar. Ni en visiones.
Porque la angustia desespera en la tiera del No-nada.
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