La Prueba del Conquistador
Leeré menos libros mas veces...
"-¿Por qué hemos de escuchar el corazón? - preguntó el muchacho cuando acamparon aquel día.
- Porque donde él esté, es donde estará tu tesoro.
- Mi corazón se halla agitado - dijo el muchacho. -Tiene sueños, se emociona y está apasionado por una mujer del desierto. Me pide cosas y no me deja dormir muchas noches, cuando pienso en ella.
- Eso es bueno.Quiere decir que está vivo. Continúa escuchando lo que tenga para decirte. - En los tres días siguientes, los dos pasaron junto a algunos guerreros, y vieron a otros guerreros en el horizonte. El corazón del muchacho empezó a hablar sobre el miedo. Contábale al muchacho historias que había oído al Alma del Mundo, historias de hombres que fueron en busca de sus tesoros y jamás los encontraron. A veces, asustaba al muchacho con el pensamiento de que podría no conseguir el tesoro, o podría morir en el desierto. Otras veces, le decía que ya estaba satisfecho, que ya había encontrado un amor y muchas monedas de oro.
- Mi corazón es traicionero - dijo el muchacho al Alquimista, cuando pararon para dejar descansar un poco los caballos. - No quiere que yo siga adelante.
- Es buena señal. - respondió el Alquimista -Prueba que tu corazón está vivo. Es natural que se tenga miedo de cambiar por un sueño todo aquello que ya se consiguió.
-Entonces, ¿para qué debo escuchar a mi corazón?
- Porque no conseguirás jamás mantenerlo callado. Y aunque finjas no escuchar lo que dice, estará dentro de tu pecho, repitiendo siempre lo que piensa sobre la vida y el mundo.
- ¿Aunque sea traicionero?.
- La traición es el golpe que no esperas. Si conoces bien tu corazón, él jamás lo conseguirá. Porque tú conocerás sus sueños y sus deseos, y sabrás tratar con ellos. Nadie consigue huir de su corazón. Por eso, es mejor escuchar lo que él dice. Para que jamás venga un golpe que no esperas.
El muchacho continuó escuchando a su corazón, mientras avanzaban por el desierto. Fue conociendo sus artimañas y sus trucos y aceptándolo como era. Entonces, el muchacho dejó de tener miedo, y dejó de tener ganas de volver, porque una tarde su corazón le dijo que estabamuy contento. "Aunque proteste un poco", decía su corazón, "es porque soy un corazón de hombre, y los corazones de hombres son así. Tienen miedo de realizar sus mayores sueños, porque consideran que no los merecen o que no van a conseguirlos. Nosotros, los corazones, nos morimos de miedo de sólo de pensar en los amores que partieron para siempre, en los momentos que podrían haber sido maravillosos y que no lo fueron, en tesoros que podrían haber sido descubiertos y quedaron para siempre escondidos en la arena. Porque cuando esto sucede, terminamos sufriendo mucho".
-Mi corazón tiene miedo de sufrir - dijo el muchacho, una noche en que miraban el cielo sin luna.
-Explícale que el miedo de sufrir es peor que el propio sufrimiento. Y que ningún corazón jamás sufrió cuando fue en busca de sus sueños, porque cada momento de búsqueda es un momento de encuentro con Dios y con la Eternidad.
-Cada momento de búsqueda es un momento de encuentro - dijo el muchacho a su corazón. Mientras buscaba mi tesoro, todos los días fueron luminosos, porque yo sabía que cada hora formaba parte del sueño de encontrar. Mientras yo buscaba este mi tesoro, descubrí en el camino cosas que jamás había soñado encontrar, si no hubiese tenido el valor de intentar cosas imposibles para los pastores. Entonces, su corazón permaneció silencioso una tarde entera.
Por la noche, el muchacho durmió tranquilo, y cuando despertó, su corazón empezó a hablarle de las cosas del Alma del Mundo. Dijo que todo hombre feliz era un hombre que llevaba a Dios dentro de sí. Y que la felicidad podría ser encontrada en un simple grano de arena del desierto, como ya había dicho el Alquimista. Porque un grano de arena es un momento de la Creación, y el Universo tardó millares de millones de años para crearlo.
"Cada hombre sobre la faz de la Tierra tiene un tesoro que le está esperando", dijo su corazón. " Nosotros, los corazones, acostumbramos a hablar poco de estos tesoros, porque los hombres ya no tienen interés en encontrarlos. Sólo hablamos de ellos a los niños. Después, dejamos que la vida encamine a cada uno en dirección a su destino. Pero, desgraciadamente, pocos siguen el camino que les ha sido trazado y que es el de la Leyenda Personal, y de la felicidad. Consideran el mundo como algo amenazador y justamente por eso el mundo se convierte en una cosa amenazadora. Entonces nosotros, los corazones, vamos hablando cada vez más bajo, pero no nos callamos nunca. Y deseamos que nuestras palabras no sean oídas: pues no queremos que los hombres sufran porque no siguieron a sus corazones".
¿Por qué los corazones no les dicen a los hombres que deben continuar siguiendo sus sueños?- Preguntó el muchacho al Alquimista.
-Porque, en este caso, el corazón es el que sufre más. Y a los corazones no les gusta sufrir.- El muchacho entendió a su corazón a partir de aquel día. Le pidió que nunca más lo abandonara. Le pidió que cuando estuviera lejos de sus sueños, el corazón se apretase en su pecho y diese la señal de alarma. Y le juró que siempre que escuchase esta señal, también lo seguiría. Aquella noche conversó de todo ello con el Alquimista. Y el Alquimista comprendió que el corazón del muchacho se había vuelto hacia el Alma del Mundo.
-¿Qué hago ahora? - preguntó el muchacho.
-Sigue en dirección a las Pirámides - dijo el Alquimista-.Y continúa atento a las señales. Tu corazón ya es capaz de mostrarte el tesoro.
-¿Era eso lo que me faltaba saber?.
-No - respondió el Alquimista-. Lo que té falta saber es lo siguiente:
"Siempre antes de realizar un sueño, el Alma del Mundo decide comprobar todo aquello que se aprendió durante el camino. Ella hace esto no porque sea mala, sino para que podamos, junto con nuestro sueño, conquistar también las lecciones que aprendimos mientras íbamos hacia él. Es el momento en que la mayor parte de las personas desiste. Es lo que llamamos, en lenguaje del desierto, "morir de sed cuando las palmeras ya aparecieron en el horizonte".
"Una búsqueda empieza con la Suerte de Principiante. Y termina siempre con la Prueba del conquistador". El muchacho recordó un viejo proverbio de su tierra. Decía que la hora más oscura era la que venía antes del nacimiento del sol..."
Paolo Coelho
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