Agua de Mar
Abril ha llegado herida a un sitio indefinido del mundo real donde el agua de mar es muy salada. Con pequeños pasos decididos se interna en ella que poco a poco comienza a lavarle una a una todas las heridas del alma. Pequeños ardores necesarios cierran tenaces cada dolor que encuentran abierto, reparando con estallidos furiosos de intenso oleaje.
El mar en su persistencia diluye imágenes viejas, recuerdo de cosas que ya no existen, promesas tristes que huyen por falta de convencimiento y engaños malditos de espíritus descarnados.
Abril ha llegado a un sitio del mundo real en el que olas inmensas la cubren abrazándola con destellos de infinitud. Son mareas sanadoras que colocan en perspectiva al exponer impúdicas la vida en su inmensidad.
Ahora aquella mirada, en recuerdo, ya no pesa y hasta por instantes parece que la espuma la disuelve dejando arena mojada en su lugar. Los falsos sueños no resisten la belleza honesta de Dios mismo explotando en cada segundo de vida líquida, y la voz amada, parte del hechizo atrapante queda silente bajo el rumor sonoro de las aguas marinas.
Las visiones se despegan del punto que las originó tomando vida y sentido dentro del mundo de Abril, independientes de la excusa que las trajo, seguras de ser magia y parte de una historia mas compleja que la aparente.
Entonces Abril murmura "por fin" por lo bajo, sintiéndose liviana, atrapada únicamente entre algas verdes y canciones de sirenas, estacionándome indolente en el tiempo para permitir que el agua haga paciente su trabajo. La naturaleza inconsciente del devenir, persiste en aquella danza ininterrumpida de volver al origen.
En el medio del mar, dentro y muy hondo del agua, Abril reencuentra la esencia misma de su propia naturaleza. Recupera su sonrisa con sonoras carcajadas espontáneas que en festejo impuesto la ahogan con parte del agua.
Ríe aún mientras tose, porque siente que su cuerpo vuelve a ser su cuerpo, recuperando la alegría genuina que la constituye.
Ríe por el milagro salado, ríe por el fin de los días grises que el sol rubrica orgulloso, ríe por el anticipo de un otoño en paz, ríe porque aleja el mar el maleficio de llegar con esa angustia de muerte a los días previos constitutivos de su próximo año de vida.
Y ríe porque la risa es el mejor antídoto contra los grises comenzando a intuir aquello que está más allá de lo que no es ni ahora ni nunca.
Abril Ríe. El mar avanza. La arena cubre. La espuma deja al descubierto en lo profundo. El movimiento es signo.
Huyen los sapos malolientes a sus lúgubres pantanos.
Es que tanto Amor de Mar los supera.
Y la sal, inevitablemente, los desnuda.
By Abril Lech@
El mar en su persistencia diluye imágenes viejas, recuerdo de cosas que ya no existen, promesas tristes que huyen por falta de convencimiento y engaños malditos de espíritus descarnados.
Abril ha llegado a un sitio del mundo real en el que olas inmensas la cubren abrazándola con destellos de infinitud. Son mareas sanadoras que colocan en perspectiva al exponer impúdicas la vida en su inmensidad.
Ahora aquella mirada, en recuerdo, ya no pesa y hasta por instantes parece que la espuma la disuelve dejando arena mojada en su lugar. Los falsos sueños no resisten la belleza honesta de Dios mismo explotando en cada segundo de vida líquida, y la voz amada, parte del hechizo atrapante queda silente bajo el rumor sonoro de las aguas marinas.
Las visiones se despegan del punto que las originó tomando vida y sentido dentro del mundo de Abril, independientes de la excusa que las trajo, seguras de ser magia y parte de una historia mas compleja que la aparente.
Entonces Abril murmura "por fin" por lo bajo, sintiéndose liviana, atrapada únicamente entre algas verdes y canciones de sirenas, estacionándome indolente en el tiempo para permitir que el agua haga paciente su trabajo. La naturaleza inconsciente del devenir, persiste en aquella danza ininterrumpida de volver al origen.
En el medio del mar, dentro y muy hondo del agua, Abril reencuentra la esencia misma de su propia naturaleza. Recupera su sonrisa con sonoras carcajadas espontáneas que en festejo impuesto la ahogan con parte del agua.
Ríe aún mientras tose, porque siente que su cuerpo vuelve a ser su cuerpo, recuperando la alegría genuina que la constituye.
Ríe por el milagro salado, ríe por el fin de los días grises que el sol rubrica orgulloso, ríe por el anticipo de un otoño en paz, ríe porque aleja el mar el maleficio de llegar con esa angustia de muerte a los días previos constitutivos de su próximo año de vida.
Y ríe porque la risa es el mejor antídoto contra los grises comenzando a intuir aquello que está más allá de lo que no es ni ahora ni nunca.
Abril Ríe. El mar avanza. La arena cubre. La espuma deja al descubierto en lo profundo. El movimiento es signo.
Huyen los sapos malolientes a sus lúgubres pantanos.
Es que tanto Amor de Mar los supera.
Y la sal, inevitablemente, los desnuda.
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