Descortesía Liberadora
Descorrer absurdos velos fue tan simple en aquel escéptico instante, que el desconcierto aún me alcanza. Confieso que al principio me confundió tanta certeza inmediata. Por eso me tomé un tiempo de reserva. En el que sencillamente hice silencio para que ocuparas libremente el espacio de ambos.
Extraviado en tu locura.
Incoherente como siempre.
Desconsiderado como nunca.
Partido en anónimos pedazos.
Caminábamos hacia la salida. Me hablabas. No se qué decías, porque yo no estaba allí en aquel cuerpo. Sobrevolaba la escena esta alma mía como alguna vez en otra vida, mirando de afuera a aquellos seres que nos contenían a mí y a vos.
Que somos voy y yo, definitivamente encontrados, en este instante en el que atravesamos el infinito que lo es todo. Por sobre el tiempo detenido, desdibujando la significante que hacía que estuvieras allí junto a mí sin haber llegado.
Desconectada (yo) de lo que había en el segundo previo a todas esas vocales y consonantes que entremezclabas (vos) sin un sentido lineal: el miedo, la ansiedad, las ganas, los nervios...
Posiblemente no fueras vos sino yo que no relacionaba, ni distinguía, las letras, los afectos fingidos, las disculpas veladas, los comentarios oportunistas.
Peor aún. Ni siquiera me interesabas en aquel preciso momento en el que detallabas conceptos, que a mí se me mezclaban...
Sonidos que sobraban porque yo no estaba allí.
En verdad sólo quería que te fueras.
Tu recuerdo estaba mejor conservado que tu imagen real, sostenida en equilibrio dudoso más por el respeto del ayer que por sí misma.
Tu presencia se me hacía larga.
Sostenerte la mirada era incómodo.
Los elogios tan falsos me molestaban.
Te diría que hasta tu olor ya era otro...
Todo bien, no hables más, en verdad me apenas, tu voz ya no me atrae, invades mi tiempo, ocupas mi espacio, llevate a tu amigo que me irrita, andate con vos mismo que estoy sobrando, no se qué hago escuchando tanta charla, ni por qué te di tanta importancia, ignoro qué alineación planetaria imaginó lo que ya no existe, pero de seguro se desalineó y...
¿Te falta mucho?
Me estás atrasando.
Estoy cansada y muero por un café...
Gracias por haber venido.
Si, ya se que me querés.
Yo también.
Los dos nos queremos mucho.
Nos hablamos... Ok. Bye!
Liberarnos fue mutuo.
Extraviado en tu locura.
Incoherente como siempre.
Desconsiderado como nunca.
Partido en anónimos pedazos.
Caminábamos hacia la salida. Me hablabas. No se qué decías, porque yo no estaba allí en aquel cuerpo. Sobrevolaba la escena esta alma mía como alguna vez en otra vida, mirando de afuera a aquellos seres que nos contenían a mí y a vos.
Que somos voy y yo, definitivamente encontrados, en este instante en el que atravesamos el infinito que lo es todo. Por sobre el tiempo detenido, desdibujando la significante que hacía que estuvieras allí junto a mí sin haber llegado.
Desconectada (yo) de lo que había en el segundo previo a todas esas vocales y consonantes que entremezclabas (vos) sin un sentido lineal: el miedo, la ansiedad, las ganas, los nervios...
Posiblemente no fueras vos sino yo que no relacionaba, ni distinguía, las letras, los afectos fingidos, las disculpas veladas, los comentarios oportunistas.
Peor aún. Ni siquiera me interesabas en aquel preciso momento en el que detallabas conceptos, que a mí se me mezclaban...
Sonidos que sobraban porque yo no estaba allí.
En verdad sólo quería que te fueras.
Tu recuerdo estaba mejor conservado que tu imagen real, sostenida en equilibrio dudoso más por el respeto del ayer que por sí misma.
Tu presencia se me hacía larga.
Sostenerte la mirada era incómodo.
Los elogios tan falsos me molestaban.
Te diría que hasta tu olor ya era otro...
Todo bien, no hables más, en verdad me apenas, tu voz ya no me atrae, invades mi tiempo, ocupas mi espacio, llevate a tu amigo que me irrita, andate con vos mismo que estoy sobrando, no se qué hago escuchando tanta charla, ni por qué te di tanta importancia, ignoro qué alineación planetaria imaginó lo que ya no existe, pero de seguro se desalineó y...
¿Te falta mucho?
Me estás atrasando.
Estoy cansada y muero por un café...
Gracias por haber venido.
Si, ya se que me querés.
Yo también.
Los dos nos queremos mucho.
Nos hablamos... Ok. Bye!
Liberarnos fue mutuo.
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