Agua de la guarda

Cerca de la hora de dormir surge la necesidad del agua fresca. Los niños que son sabios la piden, la exigen, no se duermen sin ella. La reclaman de las mejores manos superando el cansancio, el fastidio o el descreimiento.
El agua que se adapta a los gustos del día,
barre los restos,
revive la menta en los dientes y recrudece el azucar del postre.


Tu agua que vino en abril, pasó por Tandil y se maduró en Alemania.
Tu agua a chorros que merece paciencia y comprensión porque perturba al mundo.

El líquido antes sigiloso y contenido que hoy drena y supura en plena actividad
El goteo pertinaz en la formación de grandes espejos donde nos vean las alas.

Tu agua que se derrama de los vasos desafiando los rigores de la ¿buena? educación.


Te doy mi vino por tu agua
igual voy a alegrarme
diré pavadas y verdades,
igual llegará la bendición a la tinaja
y será tu agua
el vino mejor en el final de nuestra fiesta.

Amén

Yo si tengo demasiadas palabras para decirte, ¿te quedó claro o te lo digo en inglés?