Mar que me nombras

Hay un Mar que me envuelve con su nombre, nombrándome.

Mar dominante. Sella con sal mi cuerpo cicatrizando mágicamente donde habita el dolor. Me abraza en su mensaje perenne relativizando todo aquello que el tiempo intentó sujetar a sus leyes positivas. Señora Naturaleza es quien manda aquí. La inmensidad del infinito gobernándolo todo en olas multiplicadas, bucaneras circunstanciales de instantes mínimos.

Mar violento. De enojos profundos, tragándose la vida de tantos. Intenso. Espacio acuático que no permite indecisión alguna. Desafío constante retando mi cuerpo, mi mente, permitiendo apenas la emoción del momento.

Mar del sur. Frío, nervioso. Creación incansable, subiendo y bajando en formas nuevas de colores inciertos. Destruyéndose con fuerza a sí mismo una y otra vez, para reinventarse, en busca de la perfección que no llegará. Mutación permanente escrita en sus orillas, en el movimiento del agua que esconde apenas el poder divino que la habita. Para que no olvidemos que nada permanece.

Mar de espuma. Delicada, en contrapunto, nívea, etérea. Se arrastra en la arena dibujandose a sí misma. Escribiendo profesías de sal. Devolviendo los despojos que han tragado sus musculosas lenguas, ávidas de tiempo en envases humanos u objetos inservibles, tal vez barcos.

Y yo... sin ser violenta ni dominante, sin ser fría ni de espuma, formo parte del mar que me nombra y me abraza en su nombre, nombrándome. Mar que cela. Mar que vela. Por aquello que le es propio. Lo confiado desde el inicio. Sacramentalmente. En las profundidades.

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Era yo entre dormida y despierta
un paisaje de ningún lugar
eran olas gigantes y luego
era yo acariciando la mar.

Era un mar, era yo todo junto
era espuma pero era verdad
una noche, quizá fue soñando
era el mar.

Era yo entre las olas de fuego
sol de agua. perfume de sal
yo nadando era viento poniente
eras tú y éramos todo el mar

Y después el sol se despedía
ámbar, brillo, marina tu voz
era un beso salado y el mundo
se hizo mar, se hizo tú, se hizo yo.

Y allí estabas también tú
o era el mar disfrazado de ti
tan profundo, tan bello, tan tuyo
eras tú y era el mar sobre mí



El tema musical que se escucha es "Era el mar" y pertenece a Olga Román.-