Regresándolo
El dolor puede ocurrir mientras me estás acunando con dos brazos vacíos que luego desaparecerán irremediablemente. Tu respiración susurra cuando duermes un mantra que repetido se graba en mis células. El amor, princesita, el amor es otra cosa.

Como invirtiendo los papeles esta vez fue tu voz la que comenzó el relato. Visión que te pertenece. La repetiste en aquel mediodía soleado hasta que tuve un dibujo. Ahora, desde mi lugar y tiempo, te entrego tu cuadro. Tu propio mensaje con cintas de regalo para que sea riqueza, a la vez que palabra...
Era el tiempo de las arenas blancas. Tiempo de nieve tibia llorando la nada mas absoluta. Tiempo de estarse quieto. La debilidad por dentro abarcándolo todo. La reclusión por fuera, las piernas cruzadas, los ojos hacia la pared vacía, el silencio acompañando la respiración pausada. Atrás la confusión y el desorden.
Estático hasta el agotamiento. De tanto bailar, andar, tomar, brindar, hablar, mentir, engañar, simular, sudar, agitar, intentar, transgredir. La mente divaga libre hasta el absurdo ahora que se han detenido los verbos en infinitivo. La Verdad alterada en el cuerpo tendido. La pasión acobardada por detrás de los ojos, escondida en el centro del cerebro. La boca dormida, la garganta anestesiada, el corazón palpitando aún agitado, en el pecho y en las venas.
Tanta quietud repentina te entumece el alma que ya no distingue si se aleja la vida o queda de seña este músculo frenético a punto de explotar. Tus pensamientos regresan obsesivos a todo aquello que ya no es. Ni será. Hay culpa. Los sueños dormidos hasta parecer quimeras. Minutos inertes en tu pueblo blanco semi desierto que a veces confundes con el mundo.

Las voces recurren a mi aterradas por tu sordera. Piden, suplican, interceden. Las voces tienen una que lleva el bastión principal. A la que nunca puedo ignorar por más que me rebele o me niegue. Y yo, que no soy nadie ni tengo el poder, ni tan siquiera la seducción de la sustancia, apelo a lo sencillo para que me mires, me creas y regreses.
Entonces me cuentas que yo. Toco tu hombro nombrándote. Toco tu hombro con el amor mas profundo que encuentro deseando llegar hasta donde anida tanta tristeza estancada. Lo toco a la distancia. Lo toco desde el destierro que impusiste para mí. Lo toco con el poder que me otorga la historia compartida.
Toco tu hombro para arrancarte de tu paraíso artificial. Tu exilio mentiroso del dolor y el sufrimiento. Tu pretensión frustrada del fracaso lejos de ti. Planeo la huida de tantos trastornos delirantes, de los estados reiterados de inanición, de tus destructivos impulsos que te devoran, de la prisión que fabricaste en un impostado acto de genialidad.
Toco tu hombro con mi mano para vencer el llamado en letanía que te puede, para transformar el deseo convocando lo sagrado, abriendo los ojos de la emoción ciega que te gobierna. Giras tu cuerpo, tan inmóvil para ti, tan ausente para mí, y algo sucede. Tus ojos buscan camino en los míos que te toman de la mano y me sigues porque desde siempre me has leído. Y sabes... Y se. Que no alcanza pero es buen intento.
Por esta vez dejamos juntos
tanto infierno sin color.
Me cuentas y me abrazas.
Toda una noche no te basta,
hasta ahogarme contra tu cuerpo.
El rito de la vida y el misterio del amor
se imponen milagrosamente
por esta única noche,
sobre la raya de cocaína
y los cuatro miligramos
de clonazepam.
Algo sobre la muerte del Mayor Sabines.
Primera parte. XII
Morir es retirarse, hacerse a un lado,
ocultarse un momento, estarse quieto,
pasar el aire de una orilla a nado
y estar en todas partes en secreto.
Morir es olvidar, ser olvidado,
refugiarse desnudo en el discreto
calor de Dios, y en su cerrado
puño, crecer igual que un feto.
Morir es encenderse bocabajo
hacia el humo y el hueso y la caliza
y hacerse tierra y tierra con trabajo.
Apagarse es morir, lento y aprisa
tomar la eternidad como a destajo
y repartir el alma en la ceniza.
Jaime Sabines
Ojalá no te murieras, de a poquito, cada vez más. Ojalá...
"Te has muerto y me has matado un poco.
Porque no estás, ya no estaremos nunca
completos, en un sitio, de algún modo"
Jaime Sabines
Porque no estás, ya no estaremos nunca
completos, en un sitio, de algún modo"
Jaime Sabines

Como invirtiendo los papeles esta vez fue tu voz la que comenzó el relato. Visión que te pertenece. La repetiste en aquel mediodía soleado hasta que tuve un dibujo. Ahora, desde mi lugar y tiempo, te entrego tu cuadro. Tu propio mensaje con cintas de regalo para que sea riqueza, a la vez que palabra...
Era el tiempo de las arenas blancas. Tiempo de nieve tibia llorando la nada mas absoluta. Tiempo de estarse quieto. La debilidad por dentro abarcándolo todo. La reclusión por fuera, las piernas cruzadas, los ojos hacia la pared vacía, el silencio acompañando la respiración pausada. Atrás la confusión y el desorden.
Estático hasta el agotamiento. De tanto bailar, andar, tomar, brindar, hablar, mentir, engañar, simular, sudar, agitar, intentar, transgredir. La mente divaga libre hasta el absurdo ahora que se han detenido los verbos en infinitivo. La Verdad alterada en el cuerpo tendido. La pasión acobardada por detrás de los ojos, escondida en el centro del cerebro. La boca dormida, la garganta anestesiada, el corazón palpitando aún agitado, en el pecho y en las venas.
Tanta quietud repentina te entumece el alma que ya no distingue si se aleja la vida o queda de seña este músculo frenético a punto de explotar. Tus pensamientos regresan obsesivos a todo aquello que ya no es. Ni será. Hay culpa. Los sueños dormidos hasta parecer quimeras. Minutos inertes en tu pueblo blanco semi desierto que a veces confundes con el mundo.

Las voces recurren a mi aterradas por tu sordera. Piden, suplican, interceden. Las voces tienen una que lleva el bastión principal. A la que nunca puedo ignorar por más que me rebele o me niegue. Y yo, que no soy nadie ni tengo el poder, ni tan siquiera la seducción de la sustancia, apelo a lo sencillo para que me mires, me creas y regreses.
Entonces me cuentas que yo. Toco tu hombro nombrándote. Toco tu hombro con el amor mas profundo que encuentro deseando llegar hasta donde anida tanta tristeza estancada. Lo toco a la distancia. Lo toco desde el destierro que impusiste para mí. Lo toco con el poder que me otorga la historia compartida.
Toco tu hombro para arrancarte de tu paraíso artificial. Tu exilio mentiroso del dolor y el sufrimiento. Tu pretensión frustrada del fracaso lejos de ti. Planeo la huida de tantos trastornos delirantes, de los estados reiterados de inanición, de tus destructivos impulsos que te devoran, de la prisión que fabricaste en un impostado acto de genialidad.
Toco tu hombro con mi mano para vencer el llamado en letanía que te puede, para transformar el deseo convocando lo sagrado, abriendo los ojos de la emoción ciega que te gobierna. Giras tu cuerpo, tan inmóvil para ti, tan ausente para mí, y algo sucede. Tus ojos buscan camino en los míos que te toman de la mano y me sigues porque desde siempre me has leído. Y sabes... Y se. Que no alcanza pero es buen intento.
Por esta vez dejamos juntos
tanto infierno sin color.
Me cuentas y me abrazas.
Toda una noche no te basta,
hasta ahogarme contra tu cuerpo.
El rito de la vida y el misterio del amor
se imponen milagrosamente
por esta única noche,
sobre la raya de cocaína
y los cuatro miligramos
de clonazepam.
Algo sobre la muerte del Mayor Sabines.
Primera parte. XII
Morir es retirarse, hacerse a un lado,
ocultarse un momento, estarse quieto,
pasar el aire de una orilla a nado
y estar en todas partes en secreto.
Morir es olvidar, ser olvidado,
refugiarse desnudo en el discreto
calor de Dios, y en su cerrado
puño, crecer igual que un feto.
Morir es encenderse bocabajo
hacia el humo y el hueso y la caliza
y hacerse tierra y tierra con trabajo.
Apagarse es morir, lento y aprisa
tomar la eternidad como a destajo
y repartir el alma en la ceniza.
Jaime Sabines
Ojalá no te murieras, de a poquito, cada vez más. Ojalá...
13 Comments:
Mi querida Abril: Todavía buscas palabras, poemas, citas en las que se expresa el dolor.
Te deseo que el olvido no se vaya de poquito a poco sino con la misma fuerza con la que arrasa el viento porque al final, volverá a haber un cielo limpio.
Mis mejores deseos para tí.
Mil besos y mil rosas.
QUE BUEN POST!!!
PD:
La muerte no existe para los que amamos...porque por siempre los llevamos vivos en nuestro corazón.
Besos para ti, chocolates y lo mejor de la vida amiga.
mar
* Male: hoy pensaba si es mejor de golpe, como cuando dejé de fumar, o de apoquito, como cuando uno busca adelgazar...
Esta bien, esta vez me hizo llorar..sentir todo el amor, la nostalgia..ser empática noe s tan bueno como dicen y se que hasta el más insensible de los humnaos se emocionaria con tu post.
Si amiga, tengo 14.
Un abrazo muy fuerte.
que pregunta dificil abril me hiciste. Quizas si dejase de luchar dejaria tambien de escribir, no? tal vez escribir es luchar contra el destino, o vengarse, no se...
te deseo una feliz navidad y un nuevo año cargado de felicidad
Impresionada por la hondura de este texto en el que reconozco mucho de lo que siento, te dejo un abrazo y los deseos de un año pleno de ventura y poesía.
Abrazos,
Mi querida Abril: Yo también vengo a estar un poquito más cerca de tí para desearte esa Feliz Navidad tan especial en casa de tu madre y haciendoos regalos con infinita alegría.
Que el Niño Dios derrame sus bendiciones sobre todos vosotros.
Con todo mi cariño.
Malena
Qué dulce mecerse en las palabras...
tu no lo sabes abril....pero yo kise mucho a una persona que se moria de a pokito....como tu bien dices..y al final se murio del todo..
dejandonos su vacio.....tan lleno que nada lo ocupa....
precioso post...triste , pero me llego al alma...
un abrazo ...¡¡¡
Demasiado lejano veo el hombro q quieres tocar... y si tratas de no tocarlo? quizá sea el momento de buscar otro hombro, no sólo para tocarlo, sino para reconfortarte en él, en un abrazo no vacío.
Saludos desde el Inframundo.
Politica e inmigracion, islam
Eurabia, musulmanes y otros.
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