No preguntes

No quiero que me preguntes.
No deseo contarte.
No voy a contestarte.

Fingiré no entender y me haré la tonta.
Esta vez es sólo mío. No tiene que ver contigo.
Es dificil de entender lo que no parece a primera vista.
No pretendo que lo hagas. Tampoco podría explicarlo.

Tiene que ver con nosotras y siento decirte que estás excluído.
No por ser hijo, eso es temporalmente relativo.
De manera que no te acerques, no eres bienvenido.

Permanece oculto en tus sombras epicureas. Disfrázate en este carnaval que inaguraste sólo para vos mismo. Piérdete en la falsa alegría de la música de moda.

Permite que los seres sin miedo, de cara a lo profundo, concluyan aquello que quedó pendiente tendiendo la mano que une las atemporalidades para que las culpas de allí se abrevien aquí, si esto es posible.

Tu ego como obstáculo cancela la conciencia al instalarse en el resentimiento del que no entendería que antes del deseo de culpar hubieron vidas ignoradas que clamaron atención a su manera.

Imagino sin certeza que algún día podrás atisbar una realidad de la que no formas parte, tal vez hasta entenderla. No justifico ni intercedo, menos aún cuando crees conservar en el silencio el secreto que la condena. A tus ojos.

No comparto el veredicto.
Existe una misericordia que te excede.
Celebro entonces el Amor de quien todo lo comprende y te pido. Que no preguntes.

No deseo contarte.
Ni compartirte.
No tiene que ver contigo.

(Puede que alguna vez aprendas que puedes hablar con ella sin intermediarios. Entonces, ¿qué ocurrirá ese día? Se te acabarán las excusas, ese es el problema...)